Saturday, August 13, 2005

Sandwich

Día 13 de Agosto de 2005

El siguiente texto fue escrito hace un año, en dicha época libraba una feroz batalla contra la sociedad y releyéndolo me doy cuenta que sigo imbuido en dicha guerra. Lo mandé hace tiempo a la revista El Malpensante y fue rechazado, no se si por que les chocó el argumento o porque no lo entendieron y resultaron ser verdaderamente Malos-Pensantes; en fin, según dice una amiga, estos eventos pueden hablar muy bien de mí, y en este caso del texto mismo:

El siguiente desvarío ha surgido como un grito de horror frente a la amarga situación de nuestra sociedad colombiana, y como es muy difícil que un simple “¡AAAAAAAAGGGGGGGHHHHH!” pueda transmitir un mensaje claro, el autor ha tomado la alternativa de utilizar la excusa de crear un seudo guión cinematográfico para así expresar sus sentimientos... ha decidido omitir su nombre, pues en una sociedad como esta no se “estila” decir las verdades sin exponerse a terminar tres metros bajo tierra, por eso su nombre clave es: “EL HOMBRE SÁNDWICH”

GUIÓN PARA LA PELÍCULA “EL HOMBRE SANDWICH”

PRIMERA ESCENA

INT-CENTRO COMERCIAL-NOCHE

En Plano Subjetivo. Aparece una niña de escasos 8 años sosteniendo un celular de última generación, mientras sus padres la preceden contemplando distraídamente las vitrinas.

VOZ EN OFF
(NARRADOR)

La niña habla por celular sin saber, ni tan siquiera intuir, que a poco más de un kilómetro, en un barrio cuyo solo nombre provoca pánico en los ciudadanos, una niña de su edad aprieta entre sus manos un frasco con “boxer” que constituirá en gran medida su único alimento durante esta noche. Pero ella ignora eso, sus padres también lo ignoran o tal vez fingen ignorarlo pues su condición social actual les ha petrificado la percepción hacia esta realidad que los rodea.

En tumultos pasmosos el cardumen de gente igualmente “ignorante” se regocija en engullir costosos platos o saciar su compulsión a la compra de artículos harto inútiles...los celulares se activan en diversos lugares y anuncian al unísono la existencia de cada dueño que salvará el día al haber llamado la atención de los transeúntes por su artículo infame...¿y a quién le importa?, hay un gremio al que si, y de soslayo algunos personajes de dudosa reputación lo seguirán hasta las afueras del centro comercial para “raponearle” el aparato y venderlo por tres pesos a su “diller” de confianza...¡un día más de yerba!, de yerba para volar y olvidar la miseria en la que cada cual está inmerso a su manera.

Las risas de niñas tontas vestidas de modo tonto y acompañadas de tontos pululan por doquier, gente “alterna”, “retro”, “underground” que se siente feliz por saber acerca del próximo viaje a Europa, de la nueva pinta adquirida en la tienda de moda o de cualquier otra cosa que los haga sentirse parte del mundo, de ese mundo de plástico y confort que ha sido negado con vehemencia a las clases populares.

Pero no todo encaja en esta ficción obtusa, emergen ( ¡y en que forma!) los altaneros nuevos ricos, ricos de modo estrepitoso y sospechoso por demás, que se empeñan en hacerse un lugar a codazo y brazo limpio con su protuberante acompañante siliconuda y sus gruesas cadenas de oro que parecen ir adaptando el cuello y los brazos a las cadenas de plomo que llevarán en poco tiempo en sus recorridos de recreo por los patios de la cárcel de JacksonVille.

El juego es implacable, todo entra por los ojos así el espectador impávido quiera cerrarlos a la realidad...pero es que ese es el destino del “Hombre Sándwich”, aquel ser atrapado en medio de estas dos fuerzas pujantes que lo aplastan como una prensa de acero.

El “clase media”, si se le quiere llamar así, deambula entre estas dos hordas monstruosas y trata de abrirse paso entre el humo de cigarrillos mentol y los brazos agigantados del matón trillonario. Pareciera que un paseo desprevenido se convirtiera en una prueba de supervivencia, por que aquí todo está bien, el paisaje es perfecto...las viejas son perfectas y los manes...bueno los manes parecen serlo, pero el Hombre Sándwich tiende en últimas a no encajar o ha negarse a ello .

El maniquí ya no reposa en su vitrina de almacén, ahora se lanza con vehemencia a los corredores y pasillos del centro comercial con la infatigable ansiedad de descubrir quien es...lamentablemente para él su esfuerzo es inútil pues cada capa de marcas famosas y artículos vacuos lo cubre, lo esconde aún más y le impide llegar a la fatal respuesta...¡no eres nada!, ¡naciste muerto!, eres de plástico y de fibras sintéticas, el alma está negada a tu condición de polímero artificial, tu hambre desmedida por SER es inagotable, no SERÁS nunca y tu destino es auto devorarte y comerte tu propia caca como un vulgar protozoo.

Pero ¿que nos lleva a este estado?, ¿que deshumaniza a tantos seres por metro cuadrado?...Un viejo adagio reza “el pez grande se come al chico”, y nunca he escuchado algo más falaz, pues la verdadera fuente del horror cotidiano radica en que el pez grande no engulle al chico como se cree, su condición en extremo lógica lo lleva a tener claro que su estado de pez grande depende de la existencia ad infinitum del pez chico ¿qué hace entonces?, apela a su inagotable naturaleza sádica y se dedica a dar dentelladas certeras al pobre y necesitado ser en partes no vitales de su organismo, cosa que pueda alimentarse sin temor al agotamiento de la fuente y en el mejor de los casos reciba la gratitud perpetua de su víctima.

Los grandes peces casi no se dejan ver por los corredores de un centro comercial, sólo se presentan en esporádicas jornadas para llenarse de artificios producto del usufructo. Ellos nadan en corrientes de Whisky importado, en reuniones con otros de su clan donde sacan pecho y enaltecen su condición, esgrimiendo con desfachatez su (risible) interés por la comunidad a sabiendas de que todos en la mesa sospechan que su bolsillo engordará tan aprisa como mueren por inanición sus supuestos beneficiarios.

La ley natural de la supervivencia se impone con ferocidad, desde abajo los recelosos que se han dejado envolver por la pereza y la codicia empujan su red tratando de sacar algo de la subienda y salen a flote momentáneamente para luego desaparecer envueltos en otras redes más enmarañadas. La lucha por la supervivencia se da en ambos extremos, unos se nutren a partir de sus risas falsas para obtener dinero sin medir quien o que caiga en el proceso, los otros no ríen y apelan a lo práctico tendiendo un grueso cordón para evitar que un bus lleno de pasajeros (de “hombres Sándwich”) pase y poder limpiarlos de sus efectos personales en un abrir y cerrar de ojos.

El Hombre Sándwich queda allí de nuevo en medio de esa guerra sin cuartel por obtener dinero fácil que emociona hasta el delirio a unos y otros. Pero antes de seguir ¡oh lector!, conviene que sea yo quien le aclare a que me refiero exactamente con esto del “Hombre Sándwich”, podría llegar a decirle que este ser anónimo por demás es consciente de su situación y la asume con entereza...pero sería mentira. Esta alma pugnante llora y sufre el día a día inmerso en un cuadro de honestidad que paradójicamente irrita a sus repugnantes emparedadores.

EXT-CALLE-NOCHE

Un estudiante sale presuroso de la universidad a la que asiste después de apretar el culo durante tres horas en un salón donde se instruye adecuadamente para su carrera que le ha costado trasnochos, desembolsos fantásticos de dinero que no tiene y una que otra atracada a media noche por tener que regresar a pie a su casa para no gastarse el dinero de las copias que tendrá que adquirir al día siguiente si es que quiere pasar la materia.

VOZ EN OFF
(NARRADOR)

Helo allí, un claro ejemplar del espécimen que intento describir, un sujeto (¡hombre o mujer, que más da!) cuyo cerebro se encuentra ahíto de ideas, sueños, esperanzas y un sin fin de datos que él aspira, le sean de utilidad cuando ejerza su profesión y se convierta en el orgullo de sus padres que se han deslomado por garantizar que su hijo sea alguien. Hasta este momento él se encuentra en una etapa larvaria e ignora por descuido o por verdadero desconocimiento que si logra mantener limpia su integridad y humanidad tendrá que lidiar con la plancha aplicada por los nefandos contendores de este mundo, convirtiéndose en el mejor de los casos en una letra más de la ecuación trazada por un pez grande para explotar su saber y llenarse sin compasión el bolsillo o en el peor de los casos, pasar a ser un número más en las estadísticas de muertos por acción del pillaje más vil en una esquina cualquiera.

Su destino suena cruel, pero es que si uno se debate entre dos crueldades desmedidas no hay otra salida...o tal vez si la haya, tal vez y sólo tal vez cuando reconozca que es un Hombre Sándwich pueda apechugar con ambos factores y salir limpio al otro lado. Pero esa es una quimera difícil de alcanzar, las corrientes de uno y de otro lado lo zamarrearán tratando de arrastrarlo a la negación de su alma y convertirlo en uno más de cualquiera de estas dos hordas.

El ser humano es carne y como carne es débil y la tentación por el dinero fácil lo puede hacer sucumbir, dinero fácil que entra a montones para los que saben succionar el erario público y para los que saben depositar monumentales cantidades de droga en países extranjeros. En ambos casos se abre al Hombre Sándwich la opción de tirar por la borda honra e ideales ó apechugar ad infinitum con su martirio hasta que ocurra un verdadero milagro.

A estas alturas sobra decir que yo soy un Hombre Sándwich, y lo peor (¿o mejor?...da igual) del caso es que me enorgullece serlo, me hace sentir vivo, hace que cada mañana me levante y respire el aire a sabiendas de que esta puede ser mi última bocanada, con el escalofrío recorriendo mi cerviz al pensar en que puede ser hoy el día en que esta prensa de acero se cierre sobre mí definitivamente...y es esa certeza de lo inefable la que me fortalece pues gracias a ella puedo ahondar en mis pensamientos y sentirme vivo...pues reconocerse en la vida es precisamente llegar a reconocerse como no muerto (aún).

Soy pues un Sándwich que paladea la amarga realidad cargada de cicuta, y que tiene la certeza de que ella no puede matarlo pues su misma alma segrega constantemente el antídoto. Soy ese ser anónimo por GUSTO que ha llegado a establecer claramente los límites de las dos grandes monstruosidades que pugnan por aplastarlo y que se ríe entre dientes por sus inútiles esfuerzos, pues cuando conoces a tu enemigo eres capaz de infiltrarte en su medio y desenmascararlo sin que quede mácula de su inmundicia en tu alma.

Es entonces, en este reconocimiento abierto de la condición de Sándwich que se puede desarticular pedazo a pedazo al monstruo forrado en plástico o en oro que contamina tu espacio con sus mentiras o sus mezquindades. Pero que se puede hacer, muchos se sentirán ofendidos leyendo esta declaración cínica y otros se empeñarán en negar su condición apelando al concepto de la NECESIDAD; sin embargo, la espada de Damocles en esta ocasión no espera para caer sobre uno, sino que cae sin piedad sobre todos aquellos que de una u otra forma han sucumbido al juego de poder inútil.

Otros, arrepentidos tratarán de esforzarse en recuperar el valor de apechugar como leales “clase media” y para ellos van estas recomendaciones si buscan la redención:

En primer término, el Hombre (omito definitivamente lo de Sándwich pues es al concepto de humanidad REAL al que me suscribo) reconoce su alma y se dedica a limpiar la inmundicia para reiniciar su camino. Decide un buen día no volver a confiar en sus patrones, decide que tras de sus sonrisas melosas y su palabrería de santo varón reposan las boas insaciables de la codicia y a partir de allí...digámoslo en términos simples, les sigue el juego.

- “ Muy bien RATA, sé que te estás llenando la bolsa con tu discurso memorizado y que cuando esgrimes las palabras “comunidad”, “bien común”, “servicio” solo piensas en cuanto vas a tragar en efectivo del proceso, pero en cuanto yo pueda trabajar honradamente y salir con la conciencia tranquila, me importa muy poco que el día de mañana te pesquen en una auditoria o te comprueben malversación de fondos...honestamente ni siquiera me dará risa cuando te metan en un calabozo, simplemente será como ver llover”

En otra instancia, el Hombre apechuga con calma frente al consumo masivo ya que su raciocinio le es suficiente para establecer lo que en verdad NECESITA y lo superfluo. No todo entra por los ojos, entra tan sólo (o debería ser así) lo que quieres que entre.

- “Muy bien, necesito leer, pero no dependo de la moda para eso, busco el libro que de verdad me interesa, el autor que por X o Y motivo QUIERO leer y dejo de lado lo primero que me embuten en la librería. La primera opción no es la única y ¿por qué no?, los libros de segunda mano pueden ser la mejor alternativa, ¿qué me importa a mí una portada de lujo, si el contenido lo rellena un pendejo que se cree Bukowsky?.
- Con el cine pasa algo parecido...¿tengo yo que asistir a la mega-sala carísima porque no puedo ver la película en otra parte?, puedo apelar entonces a cineclubes “a huevo” y ver cosas harto mejores, en el mejor de los casos alquilarla si es que cuento con un aparato para verla, y si no, vuelta a los cines baratos, a los cines REALES.
- La comida idem; el restaurante fino, con olores finos, con comidas finas y con clientela que se siente fina (pero no lo es), se convierte en mi primera opción?, ¿qué hay de malo con los “corrientazos”?, o con el almuerzo casero? (el mejor del mundo).
- Si me voy a divertir en una discoteca o en un bar ¿será crimen pasar la noche entera con las dos cervezas que permiten mi presupuesto?, ¿tengo que tolerar una música o una gente espantosas porque es el sitio de moda?...o bien puedo irme a mirar la calle desde cualquier cafetería REAL.
- De los artilugios y la ropa sobra hablar, la necesidad a ellos proviene de si me hace falta para algo o no, sea de la marca que sea...en el cementerio un Armani se pudre igual que el traje barato de poliéster, ante Dios todas las telas son iguales y punto.

En otro momento lidiar con el matón forrado en oro resulta incómodo, la mejor opción exitosa hasta ahora es no meterse con él, no mirarlo ni bien ni mal, no pertenecer a su campo visual ni mucho menos a su círculo, él es (aunque lo ignora o finge hacerlo) un ser marcado por la crueldad de una sociedad de peces grandes ahítos que le enseñaron a jugar el juego pero no le dieron las reglas de supervivencia. Su drama es lidiar con los congéneres a su alrededor que aprovecharán el menor descuido para tragárselo y ocupar su puesto (cadenas alimenticias, el nombre del juego).

EXT-FRENTE DE UNA CASA-NOCHE

Una gritería en una esquina, un burgués clase alta demasiado joven para manejar desciende de (su) vehículo deportivo e increpa a los conductores de una camioneta cuatro por cuatro de vidrios ahumados. Se observa una profunda hendidura en el deportivo y un leve rasguño en el guardabarros trasero de la camioneta.

Un tipo de espaldas gruesas muy fornido se apea en compañía de otros sujetos semejantes a él. El sujeto fornido lanza un bramido que prácticamente proyecta al aterrado playboy hacia atrás. En el interior del deportivo una chica de escasos 17 años con pinta de “Hardcoreta” lanza un leve chillido.

Los tipos grandes hacen aparecer de sus pantalones tres pistolas que harían relamerse a Harry el sucio y sin mediar más que unos insultos compulsivos vacían sus armas en los vidrios y latonería del deportivo.

A VOZ EN CUELLO
(TIPO GRANDE)

-“Pa’ que aprendas catrehijueputa!”-


Playboy y Hardcoreta guardan silencio, tipos grandes regresan a su camioneta y arrancan haciendo chillar los frenos.

VOZ EN OFF
(NARRADOR)


El observador desprevenido pensará de modo ligero que Playboy y Hardcoreta aprendieron su lección; sin embargo si la película continuara veríamos que mañana a estas horas ambos petimetres contarán con matices de emoción y de dicha su “aventura urbana marica!” sintiéndose más vivos y con más ansias de riesgo y peligro Uuuuuuuuuhhhhhhh!.

De igual manera los sujetos grandes continuarán a carcajada limpia exhibiendo sus “totes” hasta que se dé la inevitable confrontación con los dueños de unos “totes” más grandes. El ciclo continua como las hormigas en la escalera de Moebius dibujada por Escher...ciclo infinito donde las hormigas ignoran y el observador estudia...y hablando de observadores, éste se retira al interior de su casa para seguir apechugando con cinismo su condición HUMANA a sabiendas que tanto peces grandes, como peces pequeños, como Hombres Sándwich y sus respectivas proles seguirán apelando a esa frase incontrovertible:

-“El fin, el fin mi muy caro amigo, justifica los medios”-

FUNDIDO A NEGRO

1 comment:

Dr. Sareto said...

gracias hombre, procurare no cejar en esta cruzada