Thursday, October 20, 2005

Día 20 de Octubre de 2005

El siguiente es el texto que desde mañana quedará pegado en lo que fuera mi consultorio en el colegio durante los pasados 6 meses, a veces un simple “hasta luego” no basta cuando se han creado vínculos y se han encontrado personas con la calidad humana que tuve la dicha de conocer en la institución. Curiosamente cuando voy al Hospital psiquiátrico y entrego mis informes a esa laya de hampones me siento como entrando en una dimensión opuesta, paralela, bizarra y sucia que me ahoga y cuyo ambiente de podredumbre me impele a salir lo más raudo posible. No por los loquitos que se pasean por el lugar, sino por los “vivitos” que apoltronados en sus sillas sonríen con todos los dientes para decirte que tu trabajo en la comunidad “ya terminó”.


EL LARGO ADIOS

Las despedidas son tristes, amargas y largas, más aún cuando debes abandonar un lugar en el que te has sentido acogido y tratado con respeto y afecto...para mí ha llegado la hora de decir adiós tan repentinamente que todavía no logro aceptarlo. Durante el breve tiempo que compartí con todos ustedes, docentes, padres de familia, personal administrativo, personal del aseo y sobre todo con la comunidad estudiantil, alcancé un nivel de conciencia y de gratos recuerdos que han dejado en mi ánimo la satisfacción que sólo nos da la experiencia.

Aún al escribir estas líneas guardo la esperanza de poder regresar el próximo martes con la sonrisa en los labios y dispuesto a continuar con mi trabajo...pero no puedo crear falsas expectativas en ustedes al igual que mis jefes hicieron conmigo; sin embargo, esto no indica que me haya rendido en el empeño de luchar por lo que es justo, quizás mientras lean esto yo esté tocando todas las puertas posibles en aras de salvar este proyecto y esta labor a la cual decidí entregar mi vida.

Y quizás sea esto lo único que dejan tan difíciles situaciones...las ganas de seguir luchando, de dar la cara a los problemas y no escapar de ellos...por eso a quienes lean esto les reitero: Luchen por lo que creen, luchen con cada gramo de energía en sus cuerpos, no se rindan ante la adversidad, no dejen que sus sueños e ideales se vean empañados por la mentira y el engaño. Entréguense en sus labores y den la pelea cada día pues al final el mejor pago a ese trabajo es el agradecimiento de aquellos por quienes trabajas.

Esto y más he aprendido en mi corto, cortísimo, mínimo tiempo en que ustedes me abrieron sus corazones y sus mentes. Por ello no puedo hacer más que agradecer el apoyo y la comprensión para con este psicólogo algo despistado. Créanme que guardo en mi corazón y mi recuerdo todas y cada una de las historias y preocupaciones que llegaron a manifestarme, sé que en algunos momentos llegué a ser duro y confrontador con algunos de ustedes pero como se los llegué a decir en cada caso espero que de ello ustedes hayan podido sacar provecho para reflexionar, ese es en últimas el mejor pago que me pueden dar.

Aunque no pueda seguir en este trabajo, ustedes siempre podrán contar conmigo, manifestarme sus inquietudes o simplemente llamar para ver en que va la quijotesca lucha que estoy emprendiendo ahora. Dejé un directorio con la rectora para que sea distribuido en todas las sedes y dentro de los contactos figura el mío, pues mi vínculo con la institución trasciende la barrera de lo meramente laboral. Los extrañaré a todos y cada uno como se extrañan a los buenos amigos, porque si algo sentí en estos seis meses fue calidez y amistad.

Tomé como encabezado de esta carta el título de una novela del escritor Raymond Chandler, novela que marcó mi vida pues en ella quedan manifestados los valores de la verdadera amistad. Un abrazo para todos y les deseo lo mejor en sus vidas y en la solución de los problemas que surjan en el camino...e insisto, luchen, luchen siempre.

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