Again

18 de Marzo de 2008

¿Será posible que este corazón astillado haya encontrado de nuevo motivos para reunir sus pedazos?...¿será posible que de nuevo juguetee en mi mente la imagen de un rostro y el timbre musical de una voz fémina sin que me lo proponga?

Ella aparece, casi como por encanto y de nuevo escucho esas campanillas que me llaman a entregar el corazón, ¿pero llegaría a ser correspondido este sentimiento?, es más, ¿yo mismo tengo claro lo que estoy sintiendo?

Me carcome la angustia de la duda, del será que..., del tal vez si..., del quizás no...infinito juego de opciones que se abren, se barajan y se entregan, tan infinito y aleatorio como las posiciones de las figuras en un naipe.

Bueno, tal vez yo pueda tenerlo claro...dentro de las proporciones de mi propio caos...pero y si ella se espanta?, se evade?, se aleja...esto último sería quizás lo más doloroso.

En momentos así se haría necesario que apareciera un oráculo para orientarlo a uno, una señal infalible, un signo de certeza del éxito...es curioso que cuando se busca la mera diversión o la saciedad de las ansias reprimidas, las cosas resultan más fáciles de abarcar...¿pero cuando lo quieres todo?, ¿cuándo quieres tener algo bello y profundo, por qué es tan difícil de encarar?

Antes de la disyuntiva margariteña del “me quiere no me quiere” debe superarse un primer peldaño: “le digo o no le digo”

El lector ya sagaz, ya lerdo habrá deducido lo obvio de esta retahíla: Creo que me estoy enamorando hasta el cogote y me da culillo decírselo...se reciben sugerencias