Enero 04 de 2008
Bienvenido desprevenido lector a un nuevo año, quedan a partir de hoy trescientos sesenta y un días para hacer lo que no se hizo en los años pasados, visitar lo que no se visitó y rejuntarse con quien se rehusó.
Como es ya habitual para el asiduo lector de este hoyo negro virtual, el comienzo de este año debe venir cargado de la nota ácida, porque que sería del suscrito sin este espacio para descargarse un poco de aquellas pequeñeces incómodas con las que trasega a diario.
Y como Cali es una fuente inagotable de ridículas pequeñeces que estorban cual piedrecillas en el zapato, será pues menester pegarse la desahogada de rigor:
MAJADEROS
Más allá de lo insustanciales que resultan ser los ya citados HPs (Hijos de Papi, para quienes llegan por primera vez ), el gremio de los majaderos es muchísimo más amplio, son seres que se desenvuelven en cualquier estrato, cualquier nivel cultural, pero sobre todo: usted tendrá la desgracia de verlos y oírlos en todas partes.
Los majaderos pueden aparecer en grupos (donde por norma fundamental, todos los contertulios comparten dicha tipología), individualmente o en tríos. ¿pero por qué en tríos se preguntará el lector?, pues todo obedece a una sencilla regla de anatomía masculina: uno es el pene y los otros son las güevas (esto lo corrobora el célebre filósofo urbano Andrés López en su pelota de letras)
Pero el Majadero no deja de ser una criatura compleja pese a su simpleza mental y existencial, se han logrado determinar sutiles categorías que lo ubican en diversos escalafones de la estupidez, y a ellos me referiré a continuación:
1) Majadero de pinta (ó Chiflamicas): la majadería de este sujeto se sostiene en dos pilares básicos, un horroroso estilo para vestir y en una gran variedad de ademanes ridículos. Este ser se diferencia de los otros majaderos en que no desagrada por su babosa conversación ya que su manera de lesionar a los demás es netamente visual. Cae gordo con la primera mirada y su empeño se centra en llamar la atención con toda suerte de payasadas y comportamientos chocantes. Se alimenta de la mirada ajena, así que es fácil hacerlo desaparecer con el simple gesto de mirar para otra parte.
2) Majadero de grupo (ó Mequetrefe): como su nombre lo indica es gregario por naturaleza, sobrevive por y para su grupo. Un majadero de grupo es gritón, patán, soez, atarbán, lerdo, tonto y todo lo que se quiera agregar al listado, pero su comportamiento solo será descubierto en el momento de la socialización, un mequetrefe en solitario es como la golondrina aislada del grupo: no hace verano y pasa totalmente desapercibido. Algo que si caracteriza al mequetrefe es su capacidad para hablar con fruición y seriedad de cosas que ignora completamente, su arrogancia no conoce límites y su incultura si que menos. La fórmula más factible para despedazar a un mequetrefe es cogerlo solo, apartado de la manada y fumigarlo con las más obvias preguntas de cultura general, claro que se corre el riesgo de que uno termine siendo admirado por uno de estos personajes, pues se les puede insultar de mil maneras y jamás alcanzarán a tener el coeficiente para comprender que se los ha puesto en ridículo.
3) Majadero de Ego (ó Pelmazo): este si que es un individuo de temer, se da mucho en los círculos sociales e intelectualoides, su desagrado antes que visual es auditivo. Tener que soportar el discurso de un pelmazo es peor que comer vidrio molido con caca, siempre habla de sí mismo, de sus triunfos laborales, de sus múltiples estudios, de sus más recientes viajes al extranjero y demás cosas que obviamente pertenecen al mundo de la fantasía. Pero no hay manera de hacerlos quedar en evidencia, sus oídos están cerrados a todo comentario cáustico, son como murallones que van hasta el cielo y no dejan resquicio posible para introducir argumentos que los derriben de sus cumbres. El pelmazo debe ser detectado antes de que se convierta en tu amigo, si no logras advertir su naturaleza en las primeras frases, te jodiste, tendrás que lidiarlo hasta que se muera o de verdad se largue para siempre al extranjero.
Nota: aquí va un ejemplo de mi propia experiencia, en cierta ocasión conocí a un tipejo de nombre Salvatore (no es inventado, se llama así), al principio creí que era un tipo normal con quien se podría charlar, pero luego de los primeros intercambios de ideas me soltó esta perla: “Vos me caés bien porque sos el único man que no me rinde pleitesía”...........solo puedo agregar que han pasado casi seis años y me tiene sin cuidado lo que haya sido de la vida de este subnormal.
4) Majadero de nombre (ó Pelafustán): es increíble, pero hay majaderos que viven exclusivamente de sus nombres, no se como hacen para convertirse en la sensación de diversos sectores populares y alcanzar relativa fama, pero lo hacen. No hará falta reseñar a diversos cantantuchos actuales que son eminentemente pelafustanes...o pelafusJUANES...resulta más interesante analizar al pelafustán cotidiano, al de bajo perfil. El pelafustán que inicia su recorrido en pos de la fama en las postrimerías universitarias, allí hace lo posible por figurar; es más, muchos pelafustanes cambian hasta sus nombres por otros que suenen raro. De igual manera este género de majaderos es fácilmente detectable, sus charlas son recurrentes, obsesivas y claustrofóbicas, diriase que el pelafustán se elimina así mismo luego de lidiarlo un tiempo...cuando sus seguidores lo abandonan ya mamados de su carreta insulsa, terminan sus días en una soledad absoluta. Para más reseñas remítase a aquellos que se autoproclaman como “incomprendidos”.
Nota: casos de estos los he padecido en vivo más veces de las que quisiera admitir, citaré a continuación algunos de ellos con sus “nombres” solamente, no me pidan más, si profundizo en ellos puedo terminar con nauseas este post:
- Coqui: ¿le cabe a alguien en la cabeza que un tipo se de aires con un nombre de perro pincher?
- Dino: otro perro, pero cavernícola
- Andor: este fue más allá y se puso apellido francés: “Gautier”
- K ó Nitoxxx: de este ya he hablado bastante
- Jefry: eterno estudiante de la del Valle al cual le hicieron hasta documental...de no creer
- Castelar: un seudopsicólogo que malvive de su apellido
- Rubén y Marcela: par de majaderos feos y enanos que se convirtieron en símbolo de la lucha revolucionaria antiyankee de la del Valle (y que me consta, comen cheesecakes en lujosos almacenes de cadena)
5) Majadero de recursos (ó Mercachifle): este personaje es una extraña mezcla entre Chiflamicas y Pelmazo, habla de sí mismo y de todo lo que tiene a su disposición para triunfar: estudios, plata, carros, juegos de video, ropa, viejas, etc. Salvo por un pequeño detalle: no ha triunfado ni lo hará. Es altanero y siempre se cree más que los demás, vive en la nube de sus pobres logros como si fuera la encarnación de Alejandro Magno. No para de hablar y hablar de todo lo que ha hecho, de sus brillantes ideas y sus increíbles planes para alcanzar el éxito...pero nada que puede, siempre hay algo, una excusa que lo reivindica, que lo hace ser el mártir de una causa paupérrima que defiende con uñas y dientes...de todos los majaderos este es quizás el único tipo que en verdad me mueve a la compasión...compasión que se resume en darle el tiro de gracia para que ya no sufra la pobre bestia.
6) Majadero de acción (ó Mamarracho): sospecho desde mi opinión profesional que este tipo de sujetos debieron haber sido diagnosticados en su temprana infancia como hiperactivos, pero se lo pasaron por alto. El mamarracho no puede estarse quieto, no tiene un discurso coherente, mastica y escupe sus ideas a mitad de camino, vive de lanzar frases que medio leyó en algún lado y que le parecen descrestadoras, no ha podido terminar un solo libro en su vida, dominar algún tema o tan siquiera desarrollar el gusto por un arte. Es como una frenética licuadora de conceptos y no hay peor sufrimiento que tratar de entender lo que trata penosamente de expresar cada vez que abre la jeta. Ante casos tan insufribles sugiero al amigo más cercano que opte por las siguientes opciones: deslizar en la bebida del mamarracho una pastilla de Ritalin ó de Racumin (eso se lo dejo al nivel de tolerancia de cada cual).
7) Majadero de vocación (ó Papanatas): este es quizás un caso imperdonable, es el sujeto que tuvo la opción de construir su propia personalidad pero que en el camino se dejó tentar por el hambre del reconocimiento (objetivo a ultranza que persigue todo majadero). Estos casos son más comunes de lo que se puede llegar a pensar, los papanatas se autoconstruyen a partir de hacer y decir lo que está de moda, por ello es probable que aquellas estólidas palabrejas “IN” y “OUT” se las debamos a algún papanatas. El papanatas nació con un cerebro, desarrolló una conciencia (a diferencia de los demás majaderos), pero en algún momento de su vida se perdió, empezó a ver el cine que “había que ver”, empezó a leer los libros que “había que leer”, a hablar de los temas que “había que hablar”, en fin, se decidió por seguir la indicación de otros papanatas y se olvidó de sí mismo. Con este tipo de majadero no hay problema, por lo general, la gente con la que le han dicho que “hay que hablar” dista mucho de ajustarse a uno.
Bueno, el ejercicio de desahogo ha terminado, bienvenido sea el cansado lector a un nuevo año de lidia con este género humano de los majaderos...solo me queda concluir con unas frases que me parecen como caídas del cielo para resumir la nocividad que escuchar las baboserías de los arriba mencionados:
“ Grande es la palabra, pero el silencio es más grande aún”
Thomas Carlyle
“¿Por qué no te callas?”
Rey Juan Carlos de Borbón
“Dime ¿quién te cedió la palabra?, te pones a hablar, luego nadie te calla...porque no lo piensas y no lo dices, ¿es que no te cansas de meter las narices?, ¿por qué no te ahorras tus comentarios?, ¿por qué te tendremos que escuchar a diario?”
Molotov (el grupo)
